Los procesos del 28 y 29 de agosto contra supuestos delincuentes en relación con las protestas contra la cumbre del G20 en Hamburgo comienzan con acusaciones de obvia motivación política. La campaña „United we stand!“ convoca a manifestaciones, en ambos días delante del juzgado municipal en Sievekingplatz.
En el primer proceso, el 28 de agosto, comparece ante el tribunal un joven de los Países Bajos. Lo acusan de perturbación grave del orden público, resistencia y lesión física. Las pruebas parecen ser sorprendentemente débiles. No se presenta material fílmico o fotográfico, solamente dos policías habrán de atestiguar los supuestos delitos. Esto parece inconcebible, en vista de la extensa documentación fílmica de las protestas contra la cumbre del G20 por parte de la policía. A pesar de esto, el neerlandés está en prisión preventiva desde principios de julio.
El acusado en el segundo proceso es ciudadano polaco. Fue detenido muy lejos de todas las protestas y está en prisión preventiva desde principios de julio por recriminaciones poco sostenibles — vista la construcción de la fiscalía, que solamente le atribuye futuros delitos posibles, es un escándalo en política legal.
“Un proceso no puede ser más político”, comenta Kim König para la campaña “United we stand!” La fiscalía sostiene en serio y delante de todo el mundo que cuando una persona tiene canicas encima y se encuentra en una ciudad, donde en alguna parte tiene lugar una manifestación, necesariamente tiene que ser un delincuente peligroso. Esta acusación fantástica, pero también la obstaculización de la defensa en el centro de recogida de presos (Gefangenensammelstelle) y la violación de los derechos del preso en la carcel Billwerder son pruebas para la voluntad absoluta de persecución del estado. Quieren presentar convictos, y a cualquier precio. Para esto actúa según un “derecho penal del enemigo”: Una prisión preventiva tan desproporcionada no solamente les impusieron a los dos ahora inculpados, sino a muchos de los ciudadanos no-alemanes detenidos durante la cumbre – y casi solamente a ellos.
El hecho de que en el primer proceso contra el joven neerlandés la presidencia la tiene el juez Johann Krieten, hace temer un juicio exageradamente duro. En los años pasados Krieten más de una vez había adoptado una línea dura. Estas acusaciones y estos procesos serán una demonstración de fuerza del aparato. A esto oponemos nuestra resistencia jurídica y política, y nuestra solidariedad. En este proceso del G20 como en todos los que siguen. No dejamos sólos a los acusados. Venid a las manifestaciones el 28 de agosto a las 9:00 y el 29 de agosto a las 10:00 delante del juzgado municipal.