Dos semanas después de la cumbre de los G20 en Hamburgo muchas cosas
todavía están pendientes, también el número de personas que fueron
heridos. Y este número no se podrá averiguar, por más que se intente.
Las protestas fueron tan variados e incansables, pero esto no será posible.
El número de policías herid@s crece todos los días, y este hecho
despierta el deseo de replicar: “También de lado de l@s activistas había
tal número de herid@s.”
Pero no nos dejamos meter en tal juego. Está claro que nadie conoce los
números exactos y no se puede pretender inventarlos. También sería
equívoco publicar los números de tratamientos. Porque aunque sí tratamos
muchas heridas, la mayoría fue tratada por compañer@s, gente solidaria
que prestó primeros auxilios, en casa o en el bar más cercano.
L@s policías dieron patadas y pegaron, echaron spray y aporrearon. Se
usó gas CS, coches policías entraban en aglomeraciones de gente. Se
aceptó la posibilidad de muertes. Se atacaron sanitarios en
manifestaciones, se les dificultaron su trabajo y haste les impidieron a
prestar asistencia con el arma en mano. Esta enumeración podría seguir
sin fin. Un gran número de gente vivió situaciones violentas — como la
operación del comando especial que fue fuertemente armado — y ahora
necesita procesar emocionalmente lo visto y vivido. Todos conocemos las
imágenes que circulan, hablamos con amig@s afectad@s o leemos el
periódico. Lo que escuchamos y vimos es profundamente perturbador y sin
embargo representa solamente una pequeña parte.
Violencia física contra activist@s es parte de la represión. Funciona
por medio del miedo, tiene el objetivo de intimidar y silenciar a la
gente. Pero heridas que dejan sacar conclusiones en cuanto a la
identidad de personas individuales son también una información peligrosa
que en primer lugar sirve al aparato del Estado. Nos parece poco
solidario llamar la atención de los medios con heridas de apariencia
especialmente grave. No queremos hacer política con la heridas de otros,
sino proteger la gente de represiones. Las personas afectadas tienen el
derecho de decidir ellos mismos qué forma podría tener una publicación.
Nuestra solidaridad contra la represión de ellos — nuestros deseos de
mejoría a tod@s l@s afectados